Sociedad Alraune
Sociedad Alraune es una historia ficticia basada en la creación de
clones y seres perfectos por inseminación artificial con el fin de complacer
los más profundos y oscuros anhelos del hombre.
En una noche lluviosa en las calles de la ciudad de
Cancún, una camioneta Lobo de doble cabina circulaba deprisa. En su interior se
encontraban tres sujetos bien parecidos, vestían ropa negra y portaban armas
largas; uno de ellos cuidaba de dos hermosas jovencitas que dormían
plácidamente en el asiento posterior.
La camioneta Lobo se dirigía hacia Campestre, una zona
residencial a las afueras de la ciudad; la lluvia hacia lento el tránsito y
esto pareció molestar al conductor, un joven apuesto, éste mantenía una mirada fría mientras
conducía, su nombre era Gabriel.
El boulevard Colosio era la principal arteria para
llegar a su destino, sin embargo aquella lluvia torrencial había provocado un
caos; Gabriel con astucia eludió a los
automóviles que habían quedado atrapados en el encharcamiento. Siguió por la
carretera hasta llegar a la entrada que lo conduciría hacia Campestre.
Una vez en la zona residencial detuvo la Lobo frente a
una gran casa bardeada con piedra caliza y protegida por la más alta seguridad.
Llamaron por radio al centro de mando
y la puerta de acero se abrió al
instante, luego entonces la camioneta ingreso en aquel lujoso recinto. Gabriel
condujo el vehículo hacia el estacionamiento subterráneo donde lo esperaba un
equipo médico. Los sujetos cargaron a las jovencitas y las trasladaron a uno de
los cuartos de la gran residencia.
Pero en ese momento mostraban una cara de nostalgia y
pena por su gran amigo Abraham Glez, fallecido en un enfrentamiento con los
narcos del cruel Pérez; estos habían sido eliminados hacia algunas noches atrás
por este valiente escuadrón de la policía municipal.
Toda la familia de Abraham estaba ahí reunida, algunos
sollozando y queriendo no creer lo que sus ojos veían. Su madre era la más
afectada y todos trataban de consolarla.
El funeral terminó pronto y todos marcharon a su casa o
a su respectivo trabajo. Joseph y sus amigos se tomaron el día libre y se
emborracharon esa misma noche.
Al día siguiente, el comandante de la policía les
informó a Joseph y a sus amigos, que Gabriela la prima del rubio David y
prometida de Joseph, había sido secuestrada junto con otra chica de nombre Sandy
bel. Al parecer ellas dos no habían regresado de una fiesta de despedida de
soltera que sus amigas le habían organizado a Gabriela, ya que pronto se
casaría con el apuesto policía ministerial del municipio.
Joseph colérico empezó a gritar como un desquiciado, no
podía creer lo mal que la estaban pasando, estaba cansado de la inseguridad en
la que vivían, la maldad no tenía descanso. Rápido los cuatro jóvenes se subieron
a su patrulla y empezaron a buscar pistas en el lugar de los hechos.
Mientras tanto en residencial Campestre, en la gran
residencia blanca, donde se reunía la sociedad Alraune, un grupo de doctores y
personal médico escrupulosamente seleccionados realizaban misteriosos
experimentos con jóvenes de diversas edades y razas, para cumplir con las
demandas que la organización requería para el tráfico de menores de edad por
todo el país y aquellos que pudieran pagar por esta nueva tecnología para
satisfacer sus más bajos instintos. Incluso se hablaba de quienes rentaban
estas Alraune Clone Girls (como las llamaban), a un precio accesible y se
ahorraban muchos aspectos legales, una verdadera mafia.
Estos científicos habían logrado clonar a varias chicas
con genes perfectos y con diferentes rasgos específicos que pedían los
compradores. Estas chicas podrían ser controladas por su dueño, ya que tenían
un dispositivo que solo las haría obedecer cualquier orden impuesta por su amo,
incluso su autodestrucción.
Tal vez estos avances en la ciencia habían frenado el
tráfico de mujeres con fines de explotación sexual o el comercio ilegal de
órganos en un largo tiempo, pero la conciencia de la mente humana siempre busca
excusas para permitirse obrar mal.
Debajo de la residencia blanca, ataviada con flores y
palmeras típicas de la región, se encuentran las instalaciones para llevar a
cabo la empresa de clonar chicas perfectas, con las más sofisticadas
herramientas y con la mejor tecnología médica que logran que ningún clon se
igual aunque a veces hay excepciones.
Seele, era el alias de un joven enfermo y desquiciado,
dueño y fundador de la sociedad, sus ideas extrañas y su ansiosa naturaleza lo
habían llevado a crear esta nueva diversión para satisfacer sus necesidades de
toda la vida e incluso mejorarla para aquellos perversos seres que hay en el
mundo y que darían todo por obtener este tipo de fantasía.
En uno de esos laboratorios subterráneos estaban dos
chicas profundamente dormidas, recostadas en camillas, dos hombres bien
parecidos les habían sacado sangre y esta era enviada a otra instalación,
mientras los médicos también recogían muestras de todos los lugares del cuerpo.
Las menores de edad profundamente dormidas y desnudas
pronto fueron llevadas a una sala donde las bañarían y vestirían para
posteriormente ser devueltas a su lugar de origen.
Al día siguiente la policía encontró a Gaby y a Sandy
bel, en una de las paradas de autobús, al parecer en buen estado física y
mentalmente, sin ningún tipo de violación, ni heridas.
Este caso se sumaba ya, al de trescientos más que
habían ocurrido en el país, y la policía no sabía cómo reaccionar, no tenían ni
la menor idea del propósito de estas “abducciones”, aunque se rumoreaban cosas
extrañas entre la población y lo que pasaban las víctimas. Las chicas que
recordaban algo, a menudo describían a sus secuestradores como seres
angelicales de otro mundo, algunas incluso hablaban de alienígenas que
estudiaban a los humanos para una invasión, otras preferían no hablar, ya que
todo parecía una extraña pesadilla.
Joseph y el escuadrón, preguntaron a Gabriela y a Sandy bel si recordaban algo, pero solo esta última dijo que entre sueños recordaba a un joven bien parecido de cabello largo y oscuro, también unos ojos azules y una voz que había escuchado antes, pero no sabía de quien era.
Así pasaron varios días, hasta que una noche en la que
Joseph se tomaba un descanso; mientras paseaba con su prometida en una plaza
comercial, vio un rostro juvenil que lo dejo atónito, como si hubiera visto un
fantasma. Al principio pensó que solo estaba soñando despierto, pero después se
percató de que aquel sujeto, era tan real como el trasero de Gaby, que en ese
mismo instante acariciaba.
En ese momento decidió acercarse un poco más al joven,
que conversaba con unas chiquillas muy lindas. Empezó a observarlo con detalle,
su larga cabellera oscura, su atuendo algo casual y notó que tenía unos ojos
claros, hermosos a pesar de tener la mirada fría. Joseph pensó que la belleza
juvenil e inocente que desprendía aquel joven solo podía compararse a la de un
ángel.
De pronto la mirada del joven pareció dirigirse a él.
Joseph supo entonces que ese joven de unos veintiún años tenía la apariencia de
Abraham, su amigo fallecido, se quedó inmóvil un momento pensando en lo
increíble que resultaba el siquiera compararlo.
Unos instantes después, observó que el joven abandonaba
la plaza con dos acompañantes muy lindas. Joseph decidió seguirlo acompañado de
Gaby que no comprendía nada a pesar de que su prometido trataba de explicarle
lo que había visto.
Una vez que bajaron al estacionamiento, el joven de
cabello largo y sus lindas acompañantes se detuvieron frente a una
camioneta negra, al parecer una Lobo, de pronto salieron dos hombres de negro
encapuchados, con gran astucia agarraron a las chicas por detrás, les soltaron
un gas en la cara y estas quedaron inconscientes, rápidamente las acomodaron en
el interior de la camioneta y encendieron el motor.
A pocos metros Joseph y Gaby presenciaron aquello con
asombro y corrieron hacia donde estaba su automóvil, en ese instante comenzó la
persecución de la Lobo. Joseph habló por radio a su equipo policiaco, que
trabajaba en la investigación de las extrañas abducciones, para así anunciarles
lo ocurrido y que se encontraba persiguiendo a los posibles sospechosos.
Ricardo, David y Nicolás que conducían la patrulla 0710
inmediatamente pidieron refuerzos y se dirigieron hacia donde Joseph les decía
por la radio.
Los sujetos que viajaban en la Lobo todo terreno,
después de abandonar el boulevard Colosio en una desviación que los llevaría
hacia su destino, se percataron de que un coche los venía siguiendo. Detuvieron
la camioneta y esperaron en medio de la oscuridad, una sonrisa se dibujó en la
cara juvenil de aquel extraño ser de ojos azules.
Joseph también detuvo el coche y mientras buscaba su
pistola en la guantera, le dijo a Gaby que aguardara en el asiento. Luego
entonces los sujetos encapuchados de negro, sin más, abrieron fuego contra
ellos, cada uno llevaba dos metralletas P90, los casquillos rodaron por la
carretera mientras el auto de Joseph era impactado por una lluvia de balas.
Pronto cesó la balacera y el coche de Joseph quedo como
coladera, dos balas habían perforado el brazo izquierdo de Joseph, éste
jadeaba, luego volteó a ver a Gaby y horrorizado contempló que su prometida
sangraba de la cabeza y el pecho, no se movía, la abrazó y unas lágrimas
escurrieron de sus mejillas y cayeron sobre el rostro sin vida de su prometida.
Unos minutos después se escucharon las sirenas de las
patrullas. Los sicarios abandonaron el lugar, y se dirigieron hacia la
residencia de Seele, asesinaron a los guardias que vigilaban la caseta de
entrada del Residencial Campestre.
Joseph se levantó como pudo y pidió auxilio a las
patrullas, una de ellas se detuvo y las demás continuaron persiguiendo a la
camioneta negra.
En medio de aquella oscuridad, Joseph con gritos
lastimeros imploró que llamaran a una ambulancia, estos les dijeron que ya
venía una en camino. Luego entonces Joseph no lo pensó mucho y le dijo a David
que se quedara cuidando el cuerpo inerte de su prima, porque él, tenía una sed insaciable
de venganza por la muerte de su amada.
David se quedó junto al cuerpo inmóvil de su prima,
mientras observaba como Joseph vendándose sus heridas y lleno de cólera
manejaba la patrulla y se comunicaba por radio con las demás patrullas para
llegar al lugar donde se encontraban los sicarios, al parecer los fugitivos
habían ingresado en una residencia lujosa en Campestre.
Tres patrullas rodeaban la entrada de la gran
residencia, había seis oficiales por cada vehículo, cada uno se preparó para el
enfrentamiento que se avecinaba. Por el megáfono dieron la orden de que todos
en el interior de la residencia salieran con las manos arriba y se rindieran.
De pronto se abrió la entrada de la gran residencia y
una lluvia de balas cayó sobre las patrullas, hiriendo gravemente a algunos
policías. Joseph con pasó seguro reunió a su equipo y avanzó con astucia hacia
la entrada, mató a tres sujetos que aguardaban cerca de la entrada y siguió
avanzando.
Nicolás con gran habilidad mató a otros tres sujetos
que estaban en la azotea y Ricardo que era el más regordete de los policías
mató a varios sicarios disparándoles en la cabeza con certera puntería.
Pronto cesó la balacera y los sicarios encapuchados
caídos en la acción sumaban quince. De los oficiales, seis habían caído en el
cumplimiento del deber y cuatro estaban gravemente heridos.
No había Luna ni estrellas que iluminaran aquella matanza, una capa de nubes cubría el cielo, amenazaba con llover. Joseph, Ricardo, Nicolás y otros seis oficiales de la policía municipal avanzaron hacia la gran residencia blanca. Quedaron asombrados al observar aquel lujoso espacio, el terreno era grande.
No había Luna ni estrellas que iluminaran aquella matanza, una capa de nubes cubría el cielo, amenazaba con llover. Joseph, Ricardo, Nicolás y otros seis oficiales de la policía municipal avanzaron hacia la gran residencia blanca. Quedaron asombrados al observar aquel lujoso espacio, el terreno era grande.
La casa tenía muchas habitaciones, los uniformados se
dividieron en tres grupos. Joseph junto con dos policías revisarían el sótano;
Ricardo con otros dos policías bien armados asegurarían la planta baja y
Nicolás dirigiría a otros dos policías y revisarían los pisos superiores.
Joseph bajó con sus hombres al sótano y encontraron un
elevador, era grande, como para transportar material pesado. Éste solo podía
descender hacia el subsuelo, se podían bajar dos automóviles sin ningún
problema. No lo pensaron mucho y descendieron esperando encontrar el negocio
fraudulento de los sicarios.
Ricardo con sus hombres revisaron toda la planta baja,
donde encontraron varias estancias, comedores, una gran cocina, una biblioteca
con cientos de libros y en sus paredes pinturas de varios artistas
renacentistas. Decidieron revisar el patio trasero donde encontraron una
piscina amplia y unos campos recreativos, rodeado de varios árboles frutales
muy frondosos.
Nicolás y sus hombres por su parte encontraron varias
habitaciones en los pisos superiores del edificio. Entraron en una de
ellas y para su sorpresa encontraron a varias niñas profundamente dormidas en
sus respectivas camas, eran las más bellas criaturas que habían visto. Su
belleza solo se podría comparar con las ninfas o las sirenas de los mitos y leyendas.
Todo aquello era demasiado extraño, el lugar parecía un internado escolar,
aunque faltaban los profesores.
El meticuloso agente de la policía continúo
revisando las últimas habitaciones del gran cortijo y fue entonces cuando tres
figuras vestidas de negro y con armas AR15 con silenciador se les pusieron
enfrente; una de ellas tenía una cabellera larga y negra, y una cara juvenil
que le resultaba familiar a Nicolás.
El joven bien parecido dio órdenes de disparar a los
judiciales, estos no tuvieron tiempo de reaccionar, cayeron al suelo heridos de
muerte, solo Nicolás continuaba consciente, pero sentía la sangre escapar de su
cuerpo gravemente herido, vio acercarse al joven de cabellera larga y rostro
afeminado, le pareció que se le nublaba el juicio o aquel ser le resultaba
extrañamente familiar.
—Hola Nicolás —le saludó aquél con tranquilidad—. ¿Parece
como si hubieras visto un fantasma?
Nicolás trató de esbozar una sonrisa, pero el dolor se
lo impidió y solo contestó:
—Abraham, acaso eres tú.
—No, Nicolás, te equivocas, yo soy Gabriel —replicó
éste—. Abraham está muerto, él no tenía
las agallas para hacer lo que yo estoy haciendo.
— ¡Qué diablos! ¿Quién eres tú? –cuestionó Nicolás.
—Esa no es la cuestión, más bien sería ¿Qué somos? Pues
bien, nosotros somos el futuro Nicolás, los nuevos humanos, somos aquel hombre
que puede vivir sin un Dios, una nueva raza sin defectos que necesita un nuevo
orden mundial —vociferó Gabriel.
Nicolás no podía creer lo que oía, vio que Gabriel le
apuntaba con el arma, el silenciador le quemaba justo en la frente, de repente
el sonido atronador de unos rifles M16 puso en desconcierto a Gabriel.
En ese instante hizo aparición Ricardo con otros dos
policías que tomaron desprevenidos a los hombres encapuchados que acompañaban a
Gabriel, éste hábilmente y con mucha destreza evadió los disparos de los
uniformados, huyendo y dejando a sus hombres caídos en la acción.
Ricardo ayudó a levantar a Nicolás quien aún tenía la
cara con arrugas a causa del dolor, de pronto se escuchó que se abrían las
puertas por todo el pasillo. Varias figuras de baja estatura se asomaban desde
las habitaciones, alguien les había interrumpido el sueño.
Ricardo y sus hombres acompañaron a Nicolás a la planta
baja y les indicaron a las adolescentes que los siguieran, extrañamente
obedecieron tal cual, como zombis. Luego entonces los pasillos se llenaron de
hermosos angelitos caídos del cielo, tenían los pies ligeros, el desfile era
demasiado ordenado y silencioso, cualquier profesor se hubiera dado cuenta que algo
raro había en aquellas jóvenes que apenas dejaban la pubertad.
Ya en la planta baja, se escuchaban las sirenas de las
ambulancias, y la voz indiscutible de David “El Güero” controlando la
situación, pronto llevaron a Nicolás con los paramédicos y le encargaron que se
hiciera cargo de las niñas que formaban filas en los pasillos y escaleras del
edificio, todas eran menores de edad, de indiscutible belleza.
Faltaban dos horas para el amanecer, el operativo había
tardado demasiado, rápidamente Ricardo y David fueron en busca de Joseph,
tenían el presentimiento de que algo malo le había sucedido; entonces se
dirigieron pronto al sótano y enseguida encontraron un único elevador.
Con cierta extrañeza hicieron uso de aquel gran
montacargas para averiguar cuantos metros hacia la tierra podía llegar, solo
les tomó dos minutos llegar a la base de la Sociedad Alraune.
Al abrirse la puerta del ascensor, fueron recibidos por
una lluvia de balas que hirieron gravemente a Ricardo, éste cayó al suelo al
instante y se resguardo como pudo en el interior del montacargas; David que no
había tenido la oportunidad de entrar en la acción, con una perfecta puntería
disparó en la cabeza a los atacantes, estos en unos segundos se desplomaron en
el suelo. Unas lágrimas brotaron de los ojos de David inconscientemente, luego
las borró de su rostro.
Luego entonces llamó por radio a Nicolás para que le
mandara los refuerzos que había pedido hace unas horas. Dudó un instante y
luego con esfuerzo ayudó a Ricardo a incorporarse, pues aún tenía ganas de
seguir matando a los delincuentes. Así entonces siguieron avanzando por aquel
laberinto, donde al abrir cada puerta un sicario bien armado trataba de
sorprenderlos.
Fue entonces cuando una figura de cabello largo y
pelirrojo hizo su aparición, su rostro era más juvenil que el otro delincuente
que había visto Ricardo cuando rescataba a Nicolás. Observó también que era más
delgado y al acercarse más, vislumbró el reflejo de unas gafas, lo hacían ver como
un geek.
De pronto David, se quedó boquiabierto, al ver más de
cerca al joven, quedó mudo al descubrir que tenía su mismo rostro, era como
verse en un espejo. Ricardo también se fijó en el gran parecido que aquel
sujeto tenía con su amigo y le preguntó: — ¿Quién eres tú?
Éste les contestó con una sonrisa y con rapidez saco
dos pistolas Desert Eagle con silenciador, apuntó a David y a Ricardo y los
miró complacido al ver sus rostros palidecer.
— ¡Soy David, el original! —soltó de pronto el joven de
cabello largo y mató a Ricardo de un balazo certero en la cabeza. Luego hirió a
David en el abdomen, éste cayó herido de muerte.
El joven de cabello largo pelirrojo se le acercó
mientras sentía como se le iba la vida, en su último intento por saber la
verdad, le preguntó: — ¿Quién eres?
El joven esbozó una sonrisa de satisfacción y luego le dijo: —yo soy tú, y tú eres yo, la diferencia radica en que tú eres parte de mis planes, yo te creé para cumplir un propósito y ahora éste ha terminado—. Luego sin ninguna expresión en su tranquilo rostro juvenil mató a David, el clon que había creado para engañar a todos sus amigos y familiares.
El joven esbozó una sonrisa de satisfacción y luego le dijo: —yo soy tú, y tú eres yo, la diferencia radica en que tú eres parte de mis planes, yo te creé para cumplir un propósito y ahora éste ha terminado—. Luego sin ninguna expresión en su tranquilo rostro juvenil mató a David, el clon que había creado para engañar a todos sus amigos y familiares.
Mientras tanto Joseph y sus dos hombres habían logrado
acceder a la sala principal donde se encontraba Seele y sus acompañantes. Era un
amplio salón de descanso, varias jovencitas de indiscutible belleza se
encontraban sentadas, una mujer y un joven de apariencia bohemia estaban junto
a un hombre que parecía ser el líder de aquella extraña familia.
Aquel centro de reunión lucía algo sombrío, a pesar de
su elegancia y la tecnología que mostraba. Sin embargo Joseph que no encajaba
en aquello, llamó la atención de aquellos seres que no parecían estar asustados
al verlos, ni se les veía expresión alguna, parecían estatuas en aquel
santuario, por llamarlo de alguna manera.
En un instante el joven de apariencia bohemia pareció
sonreír, se levantó de donde se encontraba y fue al encuentro de Joseph. Con
una tranquila y acogedora voz se presentó, su nombre era Eduardo Castillo.
Luego le informó a Joseph que el máximo líder de la organización Seele, el Dr. Narváez
y su familia iban a marcharse a otro lugar y él no podía hacer nada.
—Eso lo veremos —exclamó Joseph y apuntó a la cabeza de
Eduardo, aquel joven bohemio con cara de niña.
Eduardo fue más rápido que él y con un movimiento
certero lo dejó sin arma. Inmediatamente Joseph ordenó a sus hombres que le
dispararan, pero estos reaccionaron tarde ante las habilidades de Eduardo, que
no le costó mucho asesinarlos a sangre fría.
Joseph palideció y fue en busca de su arma de fuego,
cubriéndose de las balas que le lanzaba el arma semiautomática de Eduardo.
Pronto a éste se le acabaron las balas y Joseph pensó que era su oportunidad de
matarlo y detener a Seele y a su familia que ya había salido de la estancia.
Con decisión Joseph se levantó de su escondite y fue en
busca de Eduardo, le disparó en varias ocasiones, pero éste era muy rápido y no
conseguía herirlo, de pronto Joseph quedó con la boca abierta al ver que el
joven bohemio sostenía una ballesta de esas que solo se consiguen en Europa por
Internet, con una carga de cien dardos, pensó que era su fin.
Sonriendo tranquilo Eduardo empezó a disparar con su
ballesta, los dardos de acero se incrustaban en el piso de mármol y destrozaban
aquella estancia tan elegante. Joseph a pesar de que ya no sentía las heridas
en los brazos, jadeaba e intentaba no ser alcanzado por ningún proyectil.
Recogió la pistola y el rifle de uno de sus hombres y espero el momento
oportuno de disparar.
No había manera de dar en el blanco, Eduardo era un
asesino profesional, era veloz y con ese juguete Joseph creyó no tener
oportunidad. Pronto el depredador encontró a su presa, pero al momento de dar
el golpe final una bala le destrozó la mano y el joven bohemio soltó la
ballesta. Joseph había reaccionado a tiempo y con el rifle le destrozaba la
nariz, éste cayó al suelo gritando de dolor.
Joseph se acercó a él apuntándole con el rifle. —Has
sido un buen adversario –dijo Joseph. Lástima que este sea tu fin, tengo una
venganza que cobrarme—. Quiso tirar del gatillo pero una voz conocida se lo
impidió.
—Tú no eres un asesino Joseph —vociferó Gabriel—.Veo
que ya conociste a Eduardo y supongo que a Seele también, aunque él ahora se ha
ido a otro lugar con su familia. Lo extrañaré, pero un día lo visitaré para
darle las gracias por todo lo que ha hecho por mí, al fin y al cabo siempre
seremos amigos —dijo tranquilamente mientras miraba a Joseph.
Éste no daba crédito a lo que sus ojos veían, su amigo
Abraham le miraba y le hablaba desde el otro extremo de la estancia, pero algo
había de diferente en él, se veía más joven, como el sujeto que había visto en
la plaza comercial.
Gabriel se acercó más hacia donde estaba Joseph,
llevaba una gorra y el cabello recogido en una cola, sus ojos azules voltearon
a ver hacia donde estaba Eduardo tumbado, jadeando por el dolor, luego sonrió y
volvió a hablar.
—Pues bien, Joseph, ¿Quieres decir algo?
—Dímelo todo, ¿En qué te has convertido Abraham? —imploró
Joseph.
—Está bien, pero para empezar no me digas Abraham,
porque yo soy Gabriel y si te lo preguntas, yo no soy un clon. Yo nací o volví
a nacer en un vientre materno por inseminación artificial y gracias a los
avances en la ciencia, fui mejorado, ahora soy un ser perfecto, el primero en
muchos años, soy joven y siempre lo seré. Todo gracias a Seele y sus
descubrimientos en ingeniería genética y bioquímica, además de la tecnología de
las nuevas computadoras que permiten la investigación de los fenómenos de la
naturaleza hasta horizontes nunca antes imaginados. Los experimentos y los
logros son sencillamente prodigiosos. No es lo que siempre ha querido el hombre
ser joven y fuerte por siempre. Te diré que esta organización tendrá poco más
de 20 años, yo de hecho tengo esa edad, aunque me veo más joven. Tu amigo
Abraham, que era como mi hermano gemelo, le pidió a Seele que me creará, ya que
quería conocer a alguien que tuviera la misma sangre, habilidades y
pensamientos que él, libre de escoger. Siempre venía a visitarme y veía en mí
al hermano de sangre que nunca tuvo, pero siempre me mantuvo en secreto y eso
para mí era un gran problema, porque casi no podía salir de este lugar y
divertirme. Seguro pensaba que arruinaría todo, tal vez
tenía razón, éramos muy distintos. Así que planee su muerte, ya que si el moría,
yo podría heredar su fortuna, las enormes ganancias de la Sociedad Alraune,
empresa en la que había estado trabajando con Seele. Entonces ese día en el que
luchaban contra los narcos del cruel Pérez, yo estaba ahí, y en un descuido de
él, le dispare fríamente al corazón. El me miró a los ojos y entendió porque lo
había hecho, ese día murió mi gemelo bueno, le lloré porque era una parte de mí
pero no lamenté haber lo hecho.
—Ya veo, siempre dije que era imposible acabar con
Abraham, ya que era el mejor del equipo, solo así podría haber sido su muerte
—suspiró pensativo Joseph, pero seguía manteniendo distancia de Gabriel y aún
tenía dudas.
—Observo que aun tienes muchas dudas, por ejemplo, te
preguntaras, donde estarán todos esos científicos, doctores, médicos y demás
gente que nos ayudó en esto. Pues veras ellos son gente de fuera y vienen aquí
de vez en cuando a verificar que todo funcione bien y que las computadoras
hagan su trabajo, ya que todo lo hacen las maquinas, aunque últimamente ya no
necesitamos su ayuda, ya que decidí ponerle fin a esto. Si Joseph, esto ya
estaba planeado. De hecho, en estos momentos ya debe de haber llegado el “Escuadrón
Sombra” dirigido por el comandante Uriel Santillán para llevarse a la familia
de Seele y a sus pequeñas hijas de belleza inigualable —finalizó Gabriel.
— ¡Qué! ¡No es posible! —exclamó Joseph.
En esos momentos, afuera de la Residencia de Seele, los
refuerzos que David había pedido estaban teniendo un retraso para ir en su
ayuda, ya que tres transportes militares y dos helicópteros Blackhawk hicieron
acto de presencia y de sus interiores salieron varios soldados bien armados,
estos formaron un único escuadrón, eran unos cuarenta hombres, pocos en
comparación con los que le cabían a los camiones de transporte.
El comandante Uriel Santillán líder del Escuadrón
Sombra, había sido un ex militar y antiguo miembro de las fuerzas especiales,
era un hombre dedicado a la guerra. Despedido de varios puestos de alto mandó
por su carácter, Seele lo contrató para crear una fuerza especial que
protegiera a la organización. A pesar de ser un hombre muy peligroso y con
cierto desdén por las reglas, era un soldado obediente cuando se cumplían sus
condiciones, tenía ganas de probar nuevas armas. Seele hizo clones de él y
formó al Escuadrón Sombra, verdaderos súper soldados que servirían a los
propósitos de la sociedad Alraune.
Comenzaba a amanecer cuando el infierno se desató en
las afueras de la Residencia de Seele, el comandante Uriel había preparado bien
la emboscada, junto con sus clones asaltaron la gran residencia blanca, los
valientes policías y gendarmes poco pudieron hacer ante la fuerza militar que
los golpeaba desde el cielo y la tierra. Nicolás sintió como varias balas le
perforaban todo el cuerpo y rápidamente la vida se le escapaba.
Los elementos de la policía y gendarmería iban
desplomándose por el suelo ante el avance del escuadrón sombra, una verdadera
masacre, fueron totalmente aniquilados. Aquel lugar se había convertido en un
cementerio para aquellos valientes hombres, los cadáveres de tres jovencitas
volvían la escena muy trágica.
Rápidamente el comandante Uriel dispuso de su escuadrón
para que escoltaran a las sesenta y siete chicas-clon-alraune a los vehículos
de transporte militar, luego también que buscaran y apoyaran a la familia de
Seele.
Los soldados obedecieron las ordenes al pie de la
letra, se dividieron para llevar a cabo el rescate de las menores y luego
también volvieron con la familia de Seele, éste al ver el cadáver de una
chiquilla, se enojó tanto que agarró el arma del comandante Uriel y mató a tres
de sus hombres, diciéndole a éste que no volviera a acometer otro error, ya que
el diseño de aquellas criaturas costaba millones. Después subió al helicóptero
junto con su familia mientras el comandante Uriel miraba nostálgico a sus
hombres caídos por la falta cometida. El Black Hawk se elevó por los
aires y marchó hacia un rumbo desconocido, lo siguieron los camiones militares
y el otro helicóptero.
Mientras tanto en las profundas instalaciones de la
Sociedad Alraune, una figura de cabello largo y rojizo apareció en el salón de
descanso donde se encontraban Joseph, Gabriel y Eduardo. Junto a él lo seguían
dos figuras de baja estatura, uno era varón y se parecía mucho al joven que le
miraba desde el otro lado de la estancia; la otra era una chica, rubia de unos
doce años aproximadamente y era más alta que su compañero. Llevaba el cabello corto
a la altura de los hombros y miraba con ternura al joven de cabellera negra y
ojos azules.
Joseph se había quedado perplejo, al escuchar todo
aquello que le decía Gabriel, había bajado su arma y había dejado de
preocuparse por Eduardo que se había vendando la herida de la mano y seguía en
la estancia a varios metros más allá de donde estaba. De pronto observó a tres
figuras que entraban en la estancia, una de ellas era más alta que las otras
dos, al observarlo más de cerca, notó que era un tipo parecido a John Lennon,
con el cabello largo rojizo y unos lentes ovalados parecía increíble que lo
fuera. En sus brazos descansaba una tierna niña.
Luego volteó a ver a las otras dos figuras de baja
estatura, uno era varón y la otra una bella jovencita de cabello rubio, ambos
iban vestidos de gala, formaban una juvenil pareja. Notó que sus miradas
estaban fijas en Gabriel, luego éste se volvió para ver que sucedía, una
sonrisa se dibujó en su rostro.
—Hola David, veo que trajiste a los niños, listos para
partir —saludó Gabriel a aquél joven de cabello rojizo y mirada intelectual.
— ¡Niños! —exclamó la jovencita de cabello rubio.
—Está bien... mi lindísima Sarahi, mi princesa amada,
tan encantadora como siempre —contestó Gabriel con una sonrisa.
Las tres figuras se acercaron con cierta tranquilidad
hacia donde Joseph y Gabriel estaban parados. Al acercarse cada vez más Joseph
observó que la figura más alta no era ni más ni menos que su amigo David y
cargaba en sus brazos a una niña de cabello oscuro, probablemente no era su
hija.
—David, no puedo creer que estés de parte de este
sujeto y de donde sacaste esa peluca rojiza, ¡te has vuelto loco!—gritó Joseph
tratando de controlar su ira.
—Claro que no lo puedes creer, pero así es el poder del
lado oscuro, es genial y estar rodeado de chiquillas lindísimas y jugar con
ellas me hace feliz —respondió David.
—No puedo creer todo esto, es irreal, es una mala
broma, debo estar soñando, pero no es así, de cualquier forma, tengo que
ponerle fin a esto, me has traicionado amigo, por tu culpa mi novia Gaby ha
muerto, con esto incluso cobraré venganza matando al asesino de Abraham —gritó
Joseph como un loco y apuntó a la cabeza de Gabriel.
Justo en ese momento, Joseph perdió el equilibrio,
Eduardo se había movido hacia donde estaba éste y lo había sometido por los
pies justo a tiempo, cayó al suelo y empezó una lucha brutal.
Con premura Gabriel le dijo a David que dejará a Noemí
recostada en un sillón para que ayudarán a Eduardo, éste obedeció y la
dejó al cuidado de Sarahí en un cómodo sillón de la
estancia. Luego agarraron a Joseph y lo apartaron de Eduardo que tenía la cara
ensangrentada, su traje bohemio estaba destrozado, se levantó sujetándose del
brazo que le extendía David y fue hacia donde estaba Sarahí con Noemí y el
pequeño Gabriel.
David le dio unos puñetazos a Joseph hasta dejarlo
inconsciente, de esta manera le perdonaba la vida a su amigo de la infancia.
—Bien, ¡ahora es el momento de salir de aquí! —exclamó
Gabriel a todos.
De pronto se escucharon voces en la planta superior
junto con el ruido de las botas de los uniformados.
—Pronto David, te tienes que ir con los niños, huyan a
la casa de Eduardo, ahí los alcanzaré vale, cuídalos mucho, yo buscaré a Gaby
para entregársela a su futuro padre —ordenó Gabriel y con una mano señalaba a
Joseph.
—No quiero dejarte Gabriel —chilló Sarahí—.No quiero
perderte, eres toda mi familia, ¡prométeme que volverás pronto!
—Si Sarahí lo prometo, ahora vete, cuida a Noemí y a
Tom vale —se despidió aquel joven de
ojos azules.
Gabriel abrazó a la rubia chiquilla y esta tiernamente
se dejó envolver en sus brazos; sus ojos marrones derramaron lágrimas. El los
miró fijamente y le besó la frente. Pronto se soltaron y ella se marchó, miró
tiernamente y por última vez a Gabriel y luego salió de la estancia.
Unos minutos después cayó la puerta en el otro extremo
de la sala de descanso, habían llegado soldados de la marina, apuntaron a
Gabriel y este levantó las manos y se rindió.
Los soldados encontraron a Joseph y le ayudaron a
incorporarse, mientras éste recuperaba el sentido, revisaron el lugar, después
le informaron que el sujeto que estaba con él en la estancia quería hablarle.
Joseph tuvo a la vista a Gabriel que esbozaba una
simpática sonrisa y estaba fuertemente esposado.
— ¿Quieres terminar de hablar conmigo? —preguntó
Joseph.
—Claro, solo quiero decirte que aun puedes tener el
recuerdo de tu novia en una pequeña niña que espera en los laboratorios de
maternidad, dormida tiernamente esperando por un buen padre que la rescate —miró su reloj cartier y luego
continuó hablando—. Tienes escasos siete minutos para buscarla y rescatarla,
antes de que el edificio entero se desplome y mueran todos aquí adentro. Porque
seguro no sabes que ese loco de Seele, ha activado varias bombas para borrar
todo el laboratorio y todo aquello que lo vincule con la organización. ¡Así que
date prisa!—gritó Gabriel seriamente.
Joseph aún nostálgico golpeó a Gabriel en la quijada,
éste cayó inconsciente, después informó a todos los soldados de la marina que
salieran de las instalaciones ya que todo volaría en pedazos, luego entonces
corrió hacia los laboratorios de maternidad, no sabía dónde estaba pero algo le
decía que estaba cerca.
Los soldados se movilizaron rápidamente y se llevaron
al prisionero fuera de las instalaciones para ser entregado a las autoridades
correspondientes, pero no sabían lo que les aguardaba aquel sujeto.
Mientras tanto a Joseph le tomó dos minutos encontrar
los laboratorios de maternidad, encontró a la bebe dormida, la única en todo el
lugar, no perdió tiempo y se la llevó para huir de aquel lugar sombrío,
recorrió los pasillos hasta abandonar las instalaciones por aquel único
ascensor hacia la salida.
En esos minutos angustiosos, Gabriel recuperaba la
consciencia y con entusiasmada astucia atacó a sus adversarios con fuertes
movimientos, consiguió tiempo para sacar su cinturón y mientras se disparaban
unos a otros, él les iba haciendo cortes en sus extremidades con aquel
accesorio aparentemente inofensivo, la sangre de aquellos escurría por los pasillos,
había tan poco espacio por donde manejar las armas largas y Gabriel sabia
aprovecharse de la situación. Consiguió llegar a la salida del edificio vestido
de marino y nadie se percató que era un impostor al que pronto sucumbirían
violentamente.
El sol ya había salido por el oriente cuando Gabriel
robo un vehículo de la marina, se dirigió hacia el Aeropuerto Internacional de
la ciudad, varios soldados de la marina fueron en su búsqueda al percatarse de
que el único delincuente que habían capturado había logrado escapar, pronto le
dieron alcance y empezó una feroz persecución por la autopista, había bastante
tráfico y esto perjudicó los planes de Gabriel. Los oficiales de la marina
dispararon a las llantas del transporte militar, Gabriel perdió el control por
unos segundos y salió de la carretera hacia la jungla.
Mientras tanto en Residencial Campestre, segundos antes
de que la poderosa mansión de Seele se viniera abajo, Joseph salía triunfante
de aquel edificio con su futura hija en manos, estaban sanos y salvos.
Inmediatamente fue informado de la situación y pronto fue en busca de su
adversario, dejando al cuidado de los paramédicos a su pequeña hija.
Cuando llegó al lugar de los hechos, una humarada salía
de varios vehículos militares varados en la carretera próxima al aeropuerto.
Algunos soldados de la marina se arrastraban por el suelo mal heridos. Los
agentes que acompañaban a Joseph horrorizados contemplaron aquel paisaje
sangriento, varios soldados yacían muertos en mitad de la carretera, algunos vehículos
civiles y oficiales estaban destrozados, aquello era un caos.
Luego en el área verde a un lado de la carretera,
incrustado entre la maleza, estaba un vehículo militar, parecía haber sido el
objetivo de los militares. Con extrema precaución Joseph se acercó, empuño su
arma; titubeó al ver a alguien sentado frente al volante, lentamente abrió la
puerta y vio a Gabriel que le sonreía, éste tenía una mancha de sangre, le
escurría de la cabeza hasta el cuello.
—Así que saliste con vida de aquel lugar —dijo
tranquilamente Gabriel—. En cambio yo estoy jodido, moriré,…sé que mi amada me
extrañará, creo que sabía que no volvería a verla. Dime Joseph crees que
alguien más se preocupe por nosotros, por seres creados en un laboratorio,
vidas que solo fueron producto de una mente sin ética; que tal vez no tengamos
alma, ni entrada al cielo o al infierno, que solo regresarán al estado de
inexistencia del cual fueron parte alguna vez. La gente hoy en día solo vive
para sí misma…
De pronto Gabriel agachó la cabeza y sintió como la
vida se le iba como suele pasarles a todos en este mundo.
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